Facebook está lleno de "exagentes" de la CIA
La red social Twitter, por su parte, tiene debilidad por los exfuncionarios del FBI. Tik-tok, que tampoco se queda atrás, parece preferir a la OTAN
Mi irrefrenable suspicacia me lleva a entrecomillar la palabra exagentes. Sé que la agencia de inteligencia más importante del mundo está acostumbrada a montar fachadas no gubernamentales para llevar a cabo sus objetivos. A nadie debería resultar extraño, entonces, que también infiltre a sus agentes en distintas corporaciones privadas y otras instituciones, haciéndolos pasar por “ex” agentes.
En todo caso, la puerta giratoria que lleva a altos funcionarios del gobierno estadounidense -y sus agencias de guerra psicológica y espionaje- a los puestos ejecutivos de los gigantes tecnológicos, no es nueva, sino que funciona desde los comienzos de estas compañías. Además, todo se hace con pleno conocimiento y colaboración de los dueños y altos ejecutivos.
Facebook, Google, Amazon, Twitter y el resto de compañías tecnológicas originadas en Silicon Valley, California, tienen un rol fundamental en la política exterior estadounidense. Lo Heredaron de compañías como IT&T o la United Fruit, famosas multinacionales privadas que, durante la Guerra Fría, colaboraron en secreto con la geopolítica imperial.
Como nota Alan MacLeod en una investigación para MintPressNews.com:
Quienes están a cargo de los algoritmos (de Facebook, en este caso) ostentan mucho más poder e influencia sobre la esfera pública que los editores de los medios noticiosos más grandes.
Efectivamente: Facebook tiene casi 3 mil millones de usuarios. Sus algoritmos -es decir, quienes los programan- tienen un poder enorme sobre los contenidos e información que llega a nosotros.
Esto es verdad incluso si no usamos las redes sociales nosotros mismos, pues estamos rodeados de gente que se informa en ellas.
Los ejemplos de exagentes de la CIA infiltrados en Facebook abundan. Por lo general, estos exespías no pasan a cualquier puesto, sino a aquellos desde los cuales se decide la política de la red social.
Aaron Berman es un ejemplo relativamente reciente: se incorporó a Meta (la matriz de Facebook, Instagram y Whatsapp) en 2019 y, específicamente, a su Administración de Políticas de Desinformación. Desde ahí asesora a la red social decidiendo qué es cierto y qué es falso.
Como explica el investigador Alan MacLeod:
El caso de Berman está lejos de ser único… MintPress halló que Meta ha contratado a docenas de exempleados de la CIA, así como de otras agencias como el FBI y el DoD (Departamento de Defensa de EE.UU.).
Además:
Estas contrataciones se hacen principalmente en áreas políticamente sensibles, como confianza, seguridad y moderación de contenido, de manera que resulta complicado identificar dónde termina el Estado de Seguridad Nacional estadounidense y donde comienza Facebook.
Otro exagente es Bryan Weisbard, quien entre 2006 y 2010 se dedicó nada más y nada menos que a “identificar desinformación, propaganda y operaciones de influencia encubiertas” para la CIA. Ahora Weisbard tiene un puesto ejecutivo en el área de seguridad y confianza de Facebook. Weisbard comparte labores con otro ex-CIA, Cameron Harris, quien trabajó con la agencia de espionaje hasta 2019. Ambos se encuentran bajo la autoridad de Emily Vacher, la Directora de “Trust & Safety” de Meta.
Vacher trabajó entre 2001 y 2011 para el FBI. En otro puesto alto se encuentra Suzanna Morrow, quien dejó su puesto como agente de la inteligencia militar en el Pentágono -es decir, con el Departamento de Defensa de EE.UU.- para convertirse en la Directora de Seguridad Global e Inteligencia de Meta.
El encargado de determinar la política de desinformación de Facebook, para finalizar esta lista corta, se llama Mike Bradow. Bradow trabajó para USAID, una institución sin fines de lucro íntimamente ligada al gobierno de EE.UU. y sus cambios de régimen en Latinoamérica y el resto del mundo.
Al referirnos a Facebook: ¿seguimos ante una empresa “privada” o nos encontramos ante un brazo del gobierno estadounidense y sus aliados europeos dedicado a la comunicación masiva?
Twitter y Tik-tok
En octubre de 2020, Twitter agradeció a la oficina de Influencia Extranjera del FBI por información que llevó a desactivar una “red” de 130 cuentas. Estos usuarios, supuestamente iraníes, estaban “interfiriendo en la conversación pública con respecto al debate presidencial de 2020”, declaró el equipo de seguridad de la red social.
Sin embargo, la evidencia que pudieron suministrar sobre esta amenaza a la democracia estadounidense fue bastante limitada,
explicó Alan MacLeod para MintPress.
Karen Walsh pasó más de dos décadas en el FBI y el Ejército estadounidense, para luego ser reclutada por Twitter para su área de “Resilencia Corporativa”. Ella encabeza una lista de por lo menos una decena de ex funcionarios de la agencia de investigación federal de investigación yanqui. Como sucede con Facebook (o su matriz, Meta), la lista en cuanto a Twitter no se limita al FBI, sino que incluye también a exoperadores de inteligencia de la US Navy y, por supuesto, a “exespías” de la CIA.
Twitter también ha reclutado de la OTAN y su think-tank, el Atlantic Council. De ahí tomó a Greg Andersen en 2019, cuyo perfil en Linkedin explica que se dedicaba a las “operaciones psicológicas”. Andersen recientemente tuvo el tino de eliminar todo lo referente a “operaciones psicológicas” de su perfil profesional. Ahora solo figura como ex “investigador” del Atlantic Council.
Anderson dejó Twitter hace medio año para unirse a Tik-tok, que a diferencia de las anteriores es de propiedad china. A pesar de su origen, Tik-tok opera en todo el mundo occidental y, por lo visto, ya ha sido “puesta en vereda” por sus aparatos de seguridad.
Sorprendentemente, el Atlantic Council de la OTAN está bastante metida en “fact-checking” (verificación de la información) y colabora con casi todas las redes sociales y varias entidades ligadas a la “lucha contra la desinformación”, término que muchas veces oculta lo que no es otra cosa que censura y nada más.
Como señalamos, las compañías privadas estadounidenses con presencia en el mundo entero siempre han tenido un rol en la política exterior de su país, colaborando con sus planes (en algunos casos, hasta llegar a golpes de Estado). Por eso, ver a los gigantes de Silicon Valley -y particularmente a Google, Meta y Twitter- como corporaciones “privadas”, podría resultar engañoso.
¿Qué dice todo esto del libre mercado (y otras fantasías)? Lo dejaremos para otra columna.
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